¿Por qué están tan enojadas las naciones?
¿Por qué pierden el tiempo en planes inútiles?
2 Los reyes de la tierra se preparan para la batalla;
los gobernantes conspiran juntos
en contra del Señor
y en contra de su ungido.
3 «¡Rompamos las cadenas!—gritan—,
¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!».
4 Pero el que gobierna en el cielo se ríe;
el Señor se burla de ellos.
5 Después los reprende con enojo;
los aterroriza con su intensa furia.
6 Pues el Señor declara: «He puesto a mi rey elegido en el trono
de Jerusalén, en mi monte santo».
7 El rey proclama el decreto del Señor:
«El Señor me dijo: “Tú eres mi hijo.
Hoy he llegado a ser tu Padre.
8 Tan solo pídelo, y te daré como herencia las naciones,
toda la tierra como posesión tuya.
9 Las quebrarás con vara de hierro
y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”».